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El uso de pantallas en la infancia se ha convertido en uno de los grandes temas de conversación de nuestra época.
Nunca antes los niños habían tenido tanta tecnología al alcance de sus manos, y si bien puede ser una herramienta valiosa, su exceso también trae consigo riesgos importantes para el desarrollo.
La pregunta ya no es si deberían usar pantallas, sino cuánto, cuándo y cómo hacerlo de manera equilibrada.
Diversas instituciones de referencia, como la Academia Americana de Pediatría (AAP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), advierten que el uso excesivo de dispositivos digitales puede afectar el sueño, la concentración y la interacción social de los niños.
La buena noticia es que existen estrategias simples y efectivas para lograr un mejor balance.
Aquí encontrarás 5 recomendaciones prácticas, respaldadas por estudios científicos, que pueden ayudarte a guiar a los niños hacia un uso más consciente de la tecnología.
1. Establece rutinas claras y predecibles
Los niños necesitan estructura para sentirse seguros.
La AAP ha señalado que diseñar un “plan familiar de medios” —es decir, definir cuándo y cuánto tiempo se usan pantallas— ayuda a reducir conflictos y fomenta la autorregulación.
Ejemplo: una familia estableció que sus hijos podían usar la tablet solo de 17:00 a 17:30 después de hacer las tareas.
En menos de dos semanas, los niños dejaron de pedir pantalla en otros momentos porque entendían que había un espacio definido para ello.
Consejo práctico:
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Define horarios fijos para pantallas (ejemplo: 30 minutos diarios después de almuerzo).
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Usa un temporizador visual, como un reloj de arena, para que el niño anticipe el final.
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Incluye a tu hijo en la conversación para aumentar su compromiso.
2. Ofrece alternativas atractivas y significativas
El aburrimiento es uno de los grandes motores detrás del uso excesivo de pantallas.
Investigadores de la Harvard Graduate School of Education han mostrado que los niños requieren experiencias creativas, sociales y manuales para desarrollarse integralmente.
Cuando no se ofrecen alternativas, los dispositivos suelen llenar ese vacío.
Ejemplo: una madre creó una “caja del aburrimiento” con plasticina, rompecabezas y libros de colorear.
Cada vez que su hija decía “no sé qué hacer”, acudía a la caja en lugar de pedir ver videos en línea.
Consejo práctico:
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Prepara una caja o estante con actividades offline: cuentos, cartas, manualidades, juegos de mesa.
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Cambia los objetos cada dos semanas para mantener la novedad.
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No necesitas gastar mucho: materiales simples como hojas, lápices y bloques son suficientes.
3. Dedica tiempo exclusivo de juego con tus hijos
Los niños no buscan pantallas solo por entretención, sino también por conexión emocional.
Un estudio de la Universidad de Cambridge mostró que el juego compartido con los padres actúa como un factor protector frente a la dependencia tecnológica.
Lo importante no es la cantidad de horas, sino la calidad de esos momentos.
Ejemplo: un padre que solía revisar el celular mientras jugaba con su hijo decidió cambiar.
Ahora dedica 20 minutos diarios sin pantallas para armar legos y leer cuentos.
El resultado fue inmediato: su hijo dejó de insistir tanto por la tablet porque sentía mayor cercanía con él.
Consejo práctico:
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Dedica al menos 15 minutos diarios a un juego exclusivo con tu hijo.
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Apaga tu celular durante ese rato y explícales: “Este momento es solo para nosotros”.
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Elige actividades que disfruten ambos: pintar, construir, leer o inventar historias.
4. Declara zonas libres de pantallas en casa
El lugar donde se usan pantallas influye tanto como el tiempo de uso.
Investigaciones del National Institutes of Health (NIH) demostraron que los niños que tienen pantallas en el dormitorio duermen menos y presentan más dificultades conductuales.
Ejemplo: una familia decidió que el comedor y los dormitorios serían zonas libres de pantallas.
Al principio fue un reto, pero después de un mes notaron cenas más tranquilas, conversaciones más largas y niños que conciliaban el sueño más rápido.
Consejo práctico:
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Declara ciertos espacios de la casa sin pantallas (dormitorio, comedor, auto).
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Usa una canasta para dejar celulares y tablets antes de entrar.
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Haz que todos participen, incluidos los adultos, para dar el ejemplo.
5. Sé un modelo de uso saludable de la tecnología
Los niños aprenden más de lo que observan que de lo que se les dice.
La OMS y UNICEF destacan que los padres deben modelar un uso consciente de la tecnología.
Si los adultos revisan constantemente el celular, es difícil que los niños acepten límites en su propio tiempo de pantalla.
Ejemplo: una madre acostumbrada a usar el celular durante la comida decidió dejarlo en otra habitación.
Le explicó a su hijo que quería “conversar sin distracciones”.
El niño, al ver su ejemplo, dejó de pedir la tablet en la mesa.
Consejo práctico:
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Haz evidente tu elección: “Voy a dejar el celular aquí para estar contigo”.
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Define horarios familiares sin pantallas, como las comidas o antes de dormir.
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Reflexiona con tus hijos sobre lo que sienten cuando están desconectados.
Reflexión final
Regular el uso de pantallas no significa privar a los niños de la tecnología, sino enseñarles a integrarla de forma consciente y equilibrada en su vida diaria.
Cada límite claro, cada alternativa de juego, cada momento de atención exclusiva y cada ejemplo adulto es una oportunidad para mostrarles que el mundo real también está lleno de estímulos, aprendizajes y conexiones profundas.
El verdadero desafío no es apagar un dispositivo, sino encender experiencias significativas: compartir una conversación en la mesa, inventar historias con bloques, leer un cuento juntos antes de dormir o simplemente disfrutar del silencio y la imaginación.
Al final, lo que más recordarán no serán las horas frente a una pantalla, sino los momentos compartidos que dieron forma a su infancia.
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